En Chile existe ahora un creciente interés por la desalación. Inicialmente estaba centrada en la industria minera, pero ahora también se está desarrollando para abastecimiento humano y para agricultura. Todo impulsado por una ley de desalación en el país en proceso de tramitación.
Por ello, a través de Sacyr Agua, estamos trabajando en el proyecto Capta (Centro Avanzado para Tecnologías del Agua), junto con otras entidades, con el objetivo del desarrollo de desaladoras tanto para agua marina como para acuíferos.
El cambio climático afecta especialmente a este país. De hecho, el desierto de Atacama se está extendiendo, algo que inquieta especialmente a los agricultores (la agricultura es la tercera fuente de ingresos del país) y a la población en general por la escasez de consumo.
“Para Sacyr Agua es importante promover vías de desalación en este país, ya que existe oposición por parte de la población fundamentalmente por desconocimiento”, explica Domingo Zarzo, director de Innovación y proyectos estratégicos de Sacyr Agua.
En Chile, Sacyr Agua ya había realizado algunos trabajos en desalación en la Minera Mantoverde.
“Actualmente estamos aplicando un modelo multicriterio para definir las zonas más idóneas para desalar agua, en base a criterios territoriales, climáticos, etc.”, explica Claudio Sáez Avaria, director del hub ambiental de la Universidad de Playa Ancha.
Existen dos proyectos interesantes en proceso de desarrollo, basados en la experiencia del proyecto Deseacrop en España, aunque adaptados a las condiciones del terreno en Chile.
El primero de ellos, la instalación de una desaladora modular, con la colaboración de la empresa chilena Vigaflow. “La hemos instalado en una zona agrícola, donde hay una comunidad de regantes de “agricultura familiar campesina”. En esta zona, utilizaban pozos, cuya agua ahora se está salinizando por las filtraciones desde el mar, lo que afecta a sus cultivos”, explica el investigador.
“Para ellos es un problema, pero para nosotros una oportunidad. Probamos el agua desalada en cultivos como la “frutilla”, y para la quinoa”, afirma Claudio. En ese proyecto colaboramos, desde Capta, con el gobierno regional de Valparaíso, con la Subsecretaria de Agricultura y con la delegación presidencial de Petorca.
Otro de los proyectos estudia el uso de agua salada de acuíferos costeros para desalación en una planta industrial.
“La ventaja de usar agua de acuíferos es que se mezcla agua dulce continental y agua salada de la zona costera por la filtración marina. Esto es ventajoso desde el punto de vista económico, ya que la tierra hace un prefiltrado del agua antes de que la misma llegue a las membranas de osmosis inversa. Y por lo tanto, ahorramos energía ya que el agua no necesita prefiltrado y necesita menos energía a la hora de desalarla por su bajo contenido en sal”, explica Claudio.
Ahora estamos con un estudio piloto en un poblado de 30.000 personas al sur de Valparaíso, donde existe una importante agricultura vitivinícola, a la que podría llegar el agua de una futura desaladora industrial.